En la mesa redonda celebrada el jueves, Alain Arruti, miembro de Euskal Herria Bizirik, y a Aritz Otxandiano, miembro de la comunidad energética de Otxandio, trataton varios puntos que sugieren los proyectos eólicos que pretenden hacer en Urumea. Con la dinamización de la periodista Irati Sarasua, contextualizaron el tema de los parques eólicos, en una sala abarrotada de gente en Sandiusterri, Hernani.
Los dos ponentes coincidieron en el horizonte: el objetivo urgente es dar respuesta a la crisis climática. Pero tomaron caminos diferentes a la hora de mirar hacia el objetivo.
Otxandiano ha insistido en la necesidad de una transición hacia las fuentes de energía renovables, pero no «bajo cualquier condición». Defendió que la transición energética está dando sus frutos: «Cada fuente de energía renovable sustituye a una fuente fósil». Comentó, por ejemplo, que en Navarra se produce la mayor parte de la energía que se consume, gracias a las renovables.
En cuanto a las condiciones, quiso dejar claro que «la ciudadanía tiene que tener desde un principio parte del proceso, y que debe tener capacidad de decisión, y que para ello hay que iniciar diálogo.
Otxandiano también hizo referencia a la ubicación que ocupan los proyectos eólicos y destacó que es fundamental actuar en función de un diagnóstico que analice la biodiversidad. «En los proyectos que presentaron para la zona de Otxandio, por ejemplo, se notaba que la empresa ni siquiera se había acercado al lugar. Querían poner a un eólico en medio de un hayedo».
Arruti, sin embargo, no ve claro la trascendencia que pueden tener los proyectos eólicos locales ante una crisis climática de escala universal. No ve viable el sí a los proyectos eólicos sin una planificación estratégica estructural.
Añadió que esa estrategia debe ser política, que planifique la producción y no tanto la energía. «Hasta hace poco la temperatura de la tierra no podía subir más de 1,5 grados; ahora, se ha visto que no vamos a cumplir el objetivo. No hay suficiente voluntad política «.
El miembro de EH Bizirik también se refirió a los métodos de funcionamiento de las empresas multinacionales y ha recordado el caso de Urola. Se abrieron diálogos en el proyecto eólico Piaspe, pero que, una vez que los ciudadanos se negaron, los poderes económicos insistieron para avanzar con los eólicos, según dijo Arruti: «Los ciudadanos no tenemos capacidad real para exigir nada ante estas empresas».
De pequeño a más, o al revés
Ambos hablaron también del concepto de decrecimiento. Coinciden en que hay que poner freno a esta sociedad que vive por encima de la biocapacidad.
Otxandiano hizo un llamamiento a la implicación ciudadana y lanzó la pregunta: «¿A qué estamos dispuestos a renunciar?». Asimismo, destacó la importancia de las iniciativas políticas, como las políticas de refuerzo del transporte público.
Arruti no coincidió con su interlocutor en este punto, sino que reiteró la idea de que hay que levantar la mirada a la generalidad: «Hacen falta implicaciones locales, pero hay que mirar a la escala general». Puso como ejemplo que sólo el Ministerio de Defensa de EE. UU. contamina más que varios países.
Hacia el final de la mesa redonda hizieron un guiño a la soberanía. Ambos consideran que la soberanía energética es uno de los conceptos clave para cualquier territorio.
Para Arruti, también en este caso, el término soberanía tiene más de político que de energético. «Con las multinacionales de por medio poca soberanía habrá; tenemos que responderles de forma colectiva. La clave no son las comunidades económicas, sino la organización política».
Otxandiano, sin embargo, cree que a través de las comunidades se puede conseguir jugar en parte fuera de la lógica de mercado. Sin embargo, con la inversión que exige la transición, cree que son necesarias las empresas promotoras: «Lo que hay que provocar es que consigamos quitarles a las multinacionales la mayor parte de la propiedad”.