Las jornadas BURUJABETZAK, organizadas por Hernani Burujabe, Udalbiltza y el Ayuntamiento de Hernani, dieron comienzo ayer en Hernani a las jornadas para compartir experiencias transformadoras de municipalismo y villa.
La primera mañana se trató el tema desde el punto de vista municipal. En la introducción, el alcalde de Hernani, Xabier Lertxundi, destacó que los representantes municipales «tenemos una responsabilidad, desde el ayuntamiento dar impulso a las políticas progresistas», y desde el salón de actos del Ayuntamiento, «la sala más importante», reiteró el compromiso del Ayuntamiento de Hernani con el fortalecimiento de la actividad ciudadana. «Los representantes municipales sabemos cuál es nuestra labor, pero somos conscientes de que si no activamos la pata popular, estos proyectos difícilmente saldrán adelante», manifestó.
La concejala de Hernani, Itsaso Lekuona, presentó el proyecto de pueblo Hernani Burujabe. «Hernani Burujabe tiene tres vértices: ciudadano, público y económico. La relación entre los vértices tiene que ser lo más equilibrada posible y hay que hacer un esfuerzo por equilibrar el excesivo peso que muchas veces toma el ayuntamiento para ponernos todas a igual ritmo «, explica. En este sentido, ha señalado que es importante que la ciudanía también tenga ámbitos de decisión y que ellos también se responsabilicen de ello.
El presidente de Udalbiltza, Haritz Alberdi, hizo un repaso de la trayectoria de esta institución y explicó que en estos momentos están inmersos en un proceso de transformación y que entre sus funciones está la de asesorar a los ayuntamientos. Uno de los objetivos de estas jornadas es abordar cómo llevar los proyectos locales a nivel nacional, «escucharnos, analizar qué necesidades hay, sacar conclusiones, y dar pasos en esa escalada», añadió.
Límites de incidencia desde los ayuntamientos pero, sobre todo, posibilidades
Los proyectos transformadores a menudo chocan con las legislaciones y normas de la administración pública, lo que a menudo constituye la principal limitación para avanzar. Los tres ponentes presentes en la segunda sesión expusieron, sin embargo, las posibilidades de superar estos límites.
Laia Forné es miembro de La Hidra Cooperativa. Cuenta con una amplia experiencia en el ámbito de la participación y ha trabajado, entre otros, para el Ayuntamiento de Barcelona. Ha citado «la confianza, el reconocimiento, la corresponsabilidad y la transparencia» como ejes de los procesos participativos comunitarios y ha citado un par de fórmulas que se han utilizado tanto en Barcelona como en la gobernanza público-comunitaria de la Generalitat. «Desde el Ayuntamiento de Barcelona realizamos un programa de cesión, uso comunitario y gestión de bienes patrimoniales de titularidad pública a agentes sin ánimo de lucro». Así consiguieron que los edificios de patrimonio público fueran gestionados por agentes vecinales.
Aitor Bengoetxea, del instituto GEZKI de la UPV, ha hablado sobre la figura de las cooperativas populares y ha planteado la necesidad de romper el modelo público-privado. «En ese modelo público-privado, ¿qué pasa con la propiedad comunitaria? Tenemos que superar ese modelo: privado, público y comunitario «. Y en consecuencia, ha añadido: «La colaboración público-comunitaria, a través de las cooperativas, no es privatización, es democratización».
Desde la consultora LKS Next, Eneko Anzuola profundizó en la legislación actual y apuntó diferentes posibilidades. Entre otras cuestiones, señaló que existe un contexto mínimo de colaboración pública y privada en la Ley de Cooperativas de Euskadi: «Las cooperativas son formas válidas y adecuadas para el desarrollo y mejora de los servicios públicos y las entidades públicas pueden ser socias de dichas cooperativas».
En la sesión vespertina, la filósofa política y profesora Jule Goikoetxea, la exdiputada de la CUP Mireia Vehí y Glenna del Valle, cónsul general de Venezuela en Bilbao, reflexionaron sobre por qué reivindicar la (s) soberanía en el contexto actual desde diferentes dimensiones y perspectivas.